CLOVERLEAF, TEXAS – Philip Lupo, médico epidemiólogo especializado en cáncer infantil de la Escuela de Medicina de Baylor y el Hospital de Niños de Texas en Houston, afirma que la genética por sí sola no puede explicar el número de casos de cáncer pediátrico en el área. "Es muy importante tener en cuenta el medioambiente", dice en una entrevista en su oficina.
Los niños de Cloverleaf no pueden salir a jugar si "afuera huele feo"
Niños de Cloverleaf no pueden salir a jugar "si afuera huele feo", especialistas explican cómo esto podría retrasar su desarrollo cuando habitan en una de las zonas petroquímicas más grandes del País.

A pesar de albergar el mayor corredor petroquímico del país, Lupo afirma que en Houston no hay suficientes estudios que exploren los posibles vínculos entre la contaminación de origen petroquímico y el cáncer, ni dinero suficiente para llevarlos a cabo.
"Hay muchas líneas de evidencia que sugieren que el cáncer pediátrico tiene un componente medioambiental. Pero ha sido un problema intentar abordarlo", explica. "Si un niño vive en una zona no tan contaminada, su probabilidad de exposición es menor por naturaleza".
Estudios realizados en otros países han demostrado que las personas que viven cerca de plantas petroquímicas tienen un mayor riesgo de morir de cáncer de cerebro, vejiga y pulmones, así como de leucemia y mieloma múltiple.
Siguiente artículo: La red texana de medición del aire es una de las más grandes del País, pero pocos la entienden
Erandi Treviño recuerda la primera vez que oyó hablar del estudio sobre leucemia de la Universidad de Texas en Austin. En 2007, era una niña de quinto grado y vivía en Magnolia Park, cerca del puerto de Houston. Escuchó que la gente de su barrio y otras comunidades cercanas podrían morir de cáncer. “Me impactó, pero lo dejé ir. Yo siempre quería proteger la Tierra, pero no pensaba que era porque nos estábamos enfermando”, dice.
Hace tres años, cuando tenía ya 29 años, empezó a trabajar con EcoMadres, una organización de mujeres latinas dedicada a proteger a los niños de la contaminación. Treviño tiene dos sobrinas con alergias y afecciones respiratorias. Eso la llevó a su trabajo actual en la Coalición de Comunidades Portuarias Saludables, donde enseña sobre la calidad del aire y cómo abogar por un aire más limpio.
A sus 32 años, Treviño padece fibromialgia, un trastorno muscular que provoca dolor y fatiga. L os estudios demuestran que las personas con bajos niveles de tolerancia a los químicos son más propensas a la fatiga crónica. La activista dice que su cuerpo ha estado trabajando horas extra desde que era niña debido al aire contaminado.
“Los niños no pueden jugar afuera si huele feo o si está muy contaminado. No pueden ser niños”, dice Treviño con firmeza. “El efecto físico, mental y neurológico en sus cuerpos los seguirá por toda la vida, cuando estén grandes”.

Este es un proyecto de la beca de Medioambiente de Altavoz Lab, en alianza con Environmental Health Sciences, realizado con fondos adicionales del Pulitzer Center. Un reportaje copublicado por The Texas Tribune, Environmental Health News, palabra y La Esquina de Texas.
¿Sospechas que vives en un ambiente contaminado en Houston?
Te invitamos a hacerlo a través de nuestra plataforma Repórtalo. Haz clic aquí. Solo debes seguir los pasos, hacer tu denuncia y subir una fotografía o video. Es muy sencillo y gratuito.








